“IN GOD WE TRUST”
Los argumentos de los ateos suelen
ser muy curiosos. Ateo es esa persona que asegura que no existe ningún dios en
absoluto. Sus argumentos suelen basarse en una gran confianza en sí mismos, en
cierto reclamo de autarquía y autonomías, pensando que nada hay que los
trascienda; a veces apelando ingenuamente a la “ciencia”; cuando no es que
actúan por simple rebeldía o inmadurez. Pero por ahora no hablaré de los
argumentos ateos; sino de los dioses, que existen en toda su potestad; hacen
parte de nuestra vida, y creemos tanto en ellos que orientan nuestra cotidiana
existencia, aun cuando lo ignoremos por completo.
Es cierto que los dioses pueden tener
su génesis y también su crepúsculo, los dioses habitan dentro de nuestras
culturas y las orientan. Pero ¿qué es este Dios que ahora se nos muestra
verdadero? Es, sin duda, uno de los dioses más poderosos de los últimos
tiempos, el dios que rige con mayor fuerza nuestros destinos y nuestras
voluntades; él crea nuestra ilusión de libertad; incluso para todos los ateos.
Aun cuando no creo que haya algo así como un dios más verdadero que otros, pues
eso es asunto de legitimidad política, sí siento que este Dios es ahora como el
más verdadero, y eso es algo que se nos revela con fuerza.
Este dios no siempre fue tan
poderoso, hubo una época en la que los pueblos no le habían dado tanta fuerza y
de hecho, no le daban tanta importancia. Fue en una época muy particular, en la
historia reciente de la humanidad, marcada por esa sucesión de eventos que
suelen llamar revoluciones industriales, cuando este dios empezó a emerger de
su inframundo a las más altas potestades y glorias. Con el tiempo, este dios se
volvió un ser muy temible, de respeto, que suele disgustarse y acometer con
represalias contra los impíos.
Algunos dioses pueden llegar a ser
más perversos que los dioses de los antiguos, y en este punto sirve distinguir
entre la fe, la creencia y la confianza. Para que se dé un “In God we trust”
hay que lograr un “In God we believe”, implícito (aunque puedan ser sinónimos, conviene distinguir, jerarquizar). Al inicio, y durante
mucho tiempo, este Dios se revistió de oro; la fe que los mortales le
profesaban residía en ese revestimiento; pero el oro que le revestía en su
dignidad empezó a impedirle su movilidad natural. De la simple creencia, era
necesario pasar a la confianza en mayor medida, la fe no podía estar puesta en
el oro, esa era una fe pobre; el verdadero hombre de fe aprendió a confiar. Aun
cuando se presentara desnudo sin sus ropajes de oro, habrías de decir “In God
we trust”.
Por mi parte este es uno de esos
dioses en los que no puedo no creer; su existencia me compele de tal modo, que
en mis cabales no osaría llamarme ateo. Pero no así en cuanto a que sea un dios
que me inspire mayor confianza. Es un dios que suele cumplir sus promesas, eso
da cierta garantía, lo sé; pero de fondo, es muy perverso, más
destructivo que muchos otros dioses de los que hemos conocido.
Este dios está en su apogeo. Nos
promete la felicidad que Él mismo nos inocula; nos niega en otras formas de ser
felices. Su moralidad es el Bien; haber Bien es el principio de toda felicidad.
La pobreza es la ausencia de Bien, es la miseria. Pero este es un dios
misericordioso, es decir, que da su corazón por los miserables. Aunque sin
miserables este dios parece no poder existir. Así que en su Felicidad, él mismo
crea la miseria y la esperanza de los miserables. En su avanzada, destruye todo
otro modo de felicidad que sea incompatible con su moralidad de “haber el
Bien”. El Bien sólo puede ser el que él mismo crea; el Bien que se te niega,
que persigue tu insaciable voluntad; el que te re-crea en la condición del
miserable. Pero la fuerza de este dios te compele de tal modo que hasta un
hippie ateo resulta ingenuo. Su Bien es la Vida y por eso seguimos siendo como
miserables sin vida en ausencia y espera de ese Bien eterno.
Podemos seguir confiando en este Dios
verdadero de dios verdadero, engendrado y creado, de la misma naturaleza que
produce y reproduce, por quien la miseria fue hecha; y que por nosotros los
hombres y por nuestra salvación subió a los cielos y está sentado allí a la
derecha pero también a la izquierda; que juzga a vivos y muertos, es decir, a desarrollados
y subdesarrollados, civilizados o bárbaros. El que habla por los profetas y en
toda la comunidad santa y universal, es decir, globalizada.
I
believe in this God but not trust him. I wish happiness

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