Humo de muerte
Con un cuchillo clavado por su espalda, justo bajo el hueso que protege el pulmón y que a unos centímetros de la columna se hunde por entre la piel hasta cortar los más profundos alvéolos dejando sin intercambio gaseoso al sujeto. Se encontraba el finado haciendo gala de la muerte, imponiéndose sobre los vivos que aun no han alcanzado tal privilegio. La sangre manchaba la alfombra tejida con hilo rojizos que forman figurillas en líneas bordadas, al mejor estilo persa. Plácidamente sentado en la vieja isabelina sus ojos permanecían hieráticos, dispuestos hacia el fuego que ardía en una pequeña chimenea incrustada en una de las paredes de la sala. Mientras las llamas se mueven producto de imperceptibles corrientes de viento que se filtran en la hoguera, la sombra del cuchillo clavado se dibuja ondeante como una bandera agitado por el viento sobre la pared posterior, estucada en un veneciano ocre y acompañada de un gabinete de madera en cedro donde se apoyan antiguos retratos...