La utopía de la Paz

"True responsibility is about taking charge of the only thing I really have control over: the choice I make in this moment" (Isha Judd)




Mi querer es como el de cualquier reina de concurso de belleza; mi querer es también la paz mundial. 

Pero que no nos vengan con cuentos. La paz no puede reducirse a la ausencia de guerra o ausencia del enfrentamiento armado entre grupos armados, legales o ilegales. 

NO puede hablarse de Paz cuando aún persistan formas de violencia estructural: pobreza, violación sistemática de derechos; falta de infraestructura jurídica, física y de capacidad de gestión eficiente para garantizar la cobertura de calidad de las necesidades fundamentales de toda la población, incluyendo el acceso a la salud y a la educación de calidad, al trabajo en condiciones dignas y a la alimentación, no reducida a los niveles de subsistencia sino de plena existencia humana. 

La discusión sobre la paz, además, debería pasar por comprender y denunciar las formas culturales de la violencia: la discriminación, la violencia de género, el sexismo, el racismo, toda forma de segregación social. La paz implica el rechazo a toda violencia psicológica y moral contra la mujer o la orientación sexual, ideológica, política o religiosa; implica la indignación ante las diversas formas de explotación humana, el avasallamiento a los pueblos originarios, la explotación indiscriminada de recursos naturales, el maltrato animal, las relaciones económicas deshumanizantes basadas en el cálculo interesado por la maximización de la utilidad a costa de la dignidad humana y la vida del propio Planeta como sistema ecológico completo. 

Por mi parte Yo quiero la paz, pero que no nos engañen con cuentos: la paz no es simplemente la ausencia de guerras; la paz es la posibilidad de vivir una vida digna en la que cada persona tenga las condiciones materiales necesarias para desarrollar su potencial humano y humanizante en armonía con la Naturaleza de la que él mismo es parte. 

Y si la Paz es siempre una utopía, mantengamos vigilantes de que no nos la tumben del horizonte en el día a día. Que ser honestos con nosotros mismos y con la Vida sea el principio rector para que la utopía de la paz sea siempre el fin que ordene y oriente todas nuestras acciones bajo la existencia.



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