El problema de la existencia de Dios

"Los pobres en la fe andan buscando demostraciones de la existencia de Dios; su incapacidad de creer les hace asentir en razones y especulaciones de todo tipo, argumentos inconsistentes, paralogismos, y todo tipo de especulaciones que no demuestran nada, más allá de su propia pobreza en la fe"  




El problema de la existencia de Dios es un problema mal planteado 


Hablar de algo implica observar cómo se habla de ese algo, examinar las condiciones mismas del hablar en las posibilidades del lenguaje.

Cualquier hablante entiende, en el sentido vulgar del término, la palabra "Dios"; pero en el habla común no suele entrarse en el problema de lo que llegan a significar las palabras, lo que se puede esconder tras ellas. Una mirada a las palabras no deja de plantear problemas e interrogantes para cualquiera que se arriesgue a pensarlas.  


"Dios" es una de esas palabras complejas, de cuyos orígenes se han planteado diversas hipótesis, conjeturas que pueden o no ser plausibles. En todo caso no es necesario llegar a un acuerdo definitivo. Para algunos, la palabra latina Deus podría tener relación con día y luz, del indoeuropeo Dyeu y Dyaus, y Devah, que en sánscrito parece expresar “seres de luz”. Algunos atribuyen este mismo origen a la palabra griega Zeus y theos. En el Cratilo, Platón presenta una etimología de theos (Zeus) vinculada con el “correr” de los cuerpos celestes; pero, al decir  de los comentaristas del diálogo, puede tratarse de “falsas etimologías”. 

Más allá de lo que pueda conectarse en el precario análisis etimológico, se podría intentar develar la noción que se pretende nombrar. Puede que la expresión Dios contenga una fuerte carga del pensamiento grecorromano, esto es, a mi modo de ver, muy plausible, pero habría que hacer un examen más detallado sobre los textos para poder señalarlo con mayor precisión. 

Aunque actualmente se ha puesto en discusión la hipótesis del origen indoeuropeo de las lenguas; es posible pensar que las expresiones más arcaicas pudieran expresar mejor algunas nociones e intuiciones que posteriormente se fueron cargando de ideas y complejizando. Particularmente, en este tema de Dios.

En los relatos sobre Moises en la zarza ardiente, se vincula el famoso “tetragrama", con el que en la tradición hebrea se referían al “Innombrable”, con una forma arcaica del verbo hebreo ser. Si se pudiera sustituir la palabra dios por una que permitirá vaciarlo, a al menos liberarlo un poco, de las  connotaciones que se han vertido en este término en la larga historia, podría postularse la palabra ser como sustituto de la palabra Dios. Este trueque, en principio, no ayuda a solucionar el problema semántico, sino que lo problematiza desde otro lado.

Se puede observar la similitud entre el to on griego y el om sanscrito; esto ha permitido postular alguna vinculación lingüística en las nominaciones de ser. El "tetragrama", el on y el om, parecen, entonces, a primera vista, vertibles en la misma forma castellana ser; pero este proceder, claramente, lejos de permitir unificar, implica diferenciar; pues en cada tradición las propias expresiones jugarán con una gran cantidad de matices y de inflexiones, muchas veces irreconciliables entre sí. 

La expresión “creo en Dios” resulta ahora demasiado confusa. Si recurriera, por otro lado, a una expresión como “yo creo en el ser”, tal cosa no dejaría de sonar muy extraña. Creer en el ser, si se mira con cuidado pierde cierto sentido contenido en la expresión “creer en Dios”.

Ahora bien, el ser, como ya ha dicho el estagirita, se dice en diferentes sentidos. Sin embargo, a mi modo de ver, la expresión ser constituye, principalmente, un predicable; afirmación que no deja de resultar muy compleja para desarrollarla en este espacio. 

En cierta lógica ontológica, lo que se predica de algo, supone la sustancia; pero, cuando se predica de algo "que es", se dice en cuanto a "su estar comprendido en la existencia". Por su lado, decir que "la existencia es", es una tautología; luego, sólo se predicaría el ser, en sentido propio, de la existencia; pero esto es un puro juego de palabras. 

Aquí, me es necesario recurrir a ciertas trampas o trucos del lenguaje; pero la naturaleza de lo discurrido no permite otras formas de expresarlo, a no ser mediante expresiones indirectas como la poesía, la analogía, la metáfora o la parábola. 

"Sólo la existencia es"; pero la existencia no se muestra más que en todo cuanto le es dado existir; es decir, en las cosas que son; con lo cual, la existencia es también un predicable y no una entidad. A su vez, las cosas que son, no son la existencia, pues ninguna de ellas es, en su esencia, la existencia. Para serlo, tendría ella que contener al todo, y ya no sería algo sino la existencia misma. Luego, de las cosas no se predica que son en sentido propio sino en sentido impropio, juego de palabras con las que supo jugar el Buey Mudo. 

Decir que "Dios existe", es en realidad un juego de palabras. Pero quizá no sea un juego bien armado. “El ser existe”, es una expresión extraña, quizá inadecuada, pues convierte el predicable "ser" en un sustantivo. Por su parte, “la existencia es”, resulta un mejor juego, porque expresa una tautología; pero no puede referir a nada diferente de sí misma. La diferencia radica, a mi modo de entenderlo, en que al sustantivar el "ser" se le sitúa en el mismo plano que una esencia, es decir, se le presenta como una entidad. Pero la existencia no es una entidad, sino lo que se predica de las entidades mediante el verbo "ser". La existencia, no es nada en concreto, sino lo que se da en todo, sin identificarse o reducirse a algo en particular. 

“Dios existe” sería como decir, “el ser existe”. Se podría decir, "Dios es la existencia que se predica de las cosas"; pero este razonamiento podría llevar a algunos a pensar que se está identificando a Dios con las cosas, y nada habría más errado que eso. 

Dios es una expresión que tiene muchas cargas connotativas arraigadas en gran pluralidad de tradiciones. La existencia de Dios es indemostrable, porque está mal formulado el planteo. No se podría demostrar que Dios exista precisamente porque "dios" sería lo que se predica de las cosas, como "el ser" se predica de las entidades en tanto que existen. Es claro que la existencia no puede pensarse ni como las entidades, ni como la suma de todas las entidades, pues la existencia no es un agregado. Por su parte, la existencia sólo es pensable a través de las entidades concretas, es decir, sólo de ellas se predica que son, que existen.

Con esto, expresiones como “Dios existe” o “Dios no existe”, son simplemente, juegos de palabras mal armados. Algunos dirían que son simples sinsentidos, como si se dijera, “la existencia existe”, con lo cual no se dice nada; o “la existencia no existe” con lo cual aparece una contradicción en los términos. Sin embargo, lo que hay que aclarar es que si la existencia no es algo en concreto, ni un agregado, como se ha dicho arriba; entonces, cuando se dice que "el ser" se predica en sentido propio de la existencia y de las cosas en sentido impropio (pues las cosas no son el ser, como la esencia se distingue de la existencia); tal sentido propio es una pura tautología vacía. De ahí también que algunos, como Hegel y otros, llegaran a un punto en que se daban cuenta que el "ser", totalmente indeterminado, se parece a "nada"; pero esto se revelaría como otro sinsentido y convendría evitar los juegos de palabras que sustantivan "la nada", a no ser en un modo poético o alegórico. 

De este modo, dejando de lado los usos alegóricos, la forma que queda para hablar del "ser", sería usando ese sentido impropio de predicable, es decir, a través de lo concreto. Si se acepta, por su parte, que el término Dios sea sustituido por el de “existencia”, se llega a la extraña, pero más comprensible, intuición de que el problema de la existencia de dios es un problema mal formulado.

Así, decir que "el ser sólo puede ser siendo en las cosas", sería como decir, "dios sólo es siendo en las cosas, donde las cosas no son dios, ni dios un agregado de las cosas". Las cosas existen, y si dios es la existencia, las cosas existen en Dios, nada hay fuera de la existencia, pero Dios solamente existe en las cosas sin que las cosas sean Dios, pues la existencia no es un agregado ni cosa alguna. 

Creer en dios es un sinsentido, como decir, creer en la existencia. NO dice nada. Si ser ateo significa “estar sin Dios”, entonces, sería otro sin sentido, como decir “existir sin existencia”, a menos que sea un uso poético o metafórico. Si significa “negar la existencia de Dios”, sería decir que se niega la existencia de la existencia, es decir, se dice un absurdo. 

Cabría decir que “Dios no es nada”, si se entiende que no es ninguna de las cosas que son y que existen; pero, como se ha dicho, cada cosa es sin ser la existencia. Esto es complejo. NO se puede postular esto como un argumento que pretendiera probar la “existencia de Dios”, sino justamente decir que la existencia de Dios no se prueba porque de suyo es un mal planteo, un sinsentido, y no conviene probar un sinsentido, sino mostrar que constituye un sinsentido. 

Decir que se cree en Dios, entonces, es decir también un sinsentido, o algo puramente vacío. Por su parte, decir que no se cree, resulta más válido, matizando, para expresar que no se cree en esta o aquella idea de dios, es decir, en últimas para advertir que Dios no es nada porque Dios no es ninguna idea, como la existencia no es ninguna idea. De ahí la imposibilidad de toda teología como ciencia. Si se quiere, Dios no es asunto ni competencia del intelecto humano. 

Se puede preguntar: ¿Ud. cree en la vida o cree que hay cosas vivas?; sustantivar "la vida" es lo mismo que sustantivar la existencia. Yo creo que hay cosas vivas, no digo cosas que tienen vida como si la vida fuera una sustancia que se tiene; más bien digo que la vida es una cualidad de las cosas, algunos entes viven como cuando digo algunos entes existen, pero no hablo de la existencia ni de la vida como entidades. Las cosas existen y algunas viven, es todo. según todo lo dicho, "creer en la vida" es una afirmación tan absruda como "creer en Dios" o "en la existencia."

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