βάχΧος



La trascendencia es en realidad un momento objetivado de la inmanencia del todo, este es el sentido de βάχΧος; la individualidad es una ilusión apolínea de separación. La eternidad no consiste en una duración temporal infinita, sino en la intemporalidad, de modo que la vida eterna no es otra cosa que consciencia viva y presente. Y de lo que sea todo esto, no cabe más sino callar; lo místico muere en las palabras, pues lo inexpresable se muestra a sí mismo, y de tal modo Dios habita en el silencio.


La aparente disyuntiva entre materialista y espiritualista, olvida fácilmente la diversidad conceptual en la que suelen emerger estos dos ismos como contradictorios y complementarios, o como la misma cosa en categorías opuestas. Ante todo, creo que soy cuerpo que siente, goza, vive y a veces vuela... 

Digo que es una disyuntiva aparente y preferiría usar la metáfora de una moneda y sus dos caras. La vida se ve por uno de sus lados, desde las condiciones materiales y, de otro, desde las espirituales; son solo dos formas distintas de ver la misma realidad, pero no dos cosas separadas y diferentes como se tiende a pensar, sino una y la misma cosa. 

En cuanto a los "ismos", son conjuntos de ideas, a veces más o a veces menos estructurados o sistemáticos, bajo los que se suelen plantear, a mi parecer, las siguientes opciones para pensar lo material y lo espiritual: o son realidades diferentes o son dos modos distintos de la misma realidad. Entre los que creen que se trata de cosas diferentes, unos dicen que son antagónicas e irreconciliables, otros que opuestas pero complementarias y quizá haya otros que sólo las juzguen diferentes entre muchas otras diversidades, sin que por ello tengan relación de complementariedad o de contradicción. 

Según se asuma, desde algunos de estos enfoques, expresiones como “materia espiritual” o “espíritu material” pueden ser o contradicciones en el adjetivo (“contradicto in adiecto”, para los que gustan de latinajos), o formas de expresar la complementariedad entre ambos, o pleonasmos para expresar su esencia; pero no se logra así expresar su “unicidad sustancial”. 

Conocidas son las tradiciones de pensamiento en las que dichas expresiones son contradicciones de facto; otras tantas, que han sido muy conocidas desde antaño, las que plantearon su carácter necesariamente complementario. Por su parte, en las que buscan expresar la esencia del sustantivo en el adjetivo, como cuando decimos “cuerpo espacial” ( o triángulo de tres lados), habría que advertir que cuando se dice “materia espiritual” o “espíritu material”, no se está diciendo lo mismo en uno y otro caso. 

“Materia espiritual” dice que la materia es de naturaleza espiritual, que parece exactamente lo opuesto a decir “espíritu material”, que lo espiritual es de naturaleza material. Los primeros parecen poner el énfasis más en lo espiritual, son más espiritualistas si se quiere; los segundos, ponen el énfasis en lo material, de cierta manera, son materialistas. En uno y otro caso, se siguen distinguiendo como dos realidades, solo que ahora una es meramente aparente frente a la otra que le es constitutiva; en cualquiera de las dos opciones, se toma partido por uno o por otro. 

Cuando hablo de “unicidad sustancial”, es visible la influencia que asumo, pero no se trata ahora de dilucidar en lo que hayan dicho otros. Cuando, por ejemplo, se dice, analíticamente, “cuerpo es lo que ocupa un espacio”, no se predica una unidad sustancial entre el cuerpo y el espacio, sino una condición esencial; no es que el cuerpo y el espacio sean lo mismo, sino que está en la esencia de todo cuerpo ocupar un lugar, por tanto, es ser espacial (hasta cierto punto); de este modo, no es concebible un cuerpo por fuera del espacio. Así, del mismo modo que “cuerpo espacial” no muestra sino una relación esencial, expresiones como “materia espiritual” o “espíritu material” no expresan la unidad sustancial entre materia y espíritu, además de estar diciendo cosas diferentes, como se ha mostrado. 

Aquí, me parece conveniente distinguir, sin entrar en detalles, materia de cuerpo y espíritu de mente o alma. Sabida es la separación cartesiana mente-cuerpo y la solución spinozista frente a esta dualidad. Por mi parte, estaría inclinado a pensar que es posible una interpretación materialista de la sustancia spinozista, incluso, que el dios de Spinoza es en mucho conciliable con el “arjé” de Anaximandro y que es posible “leer” al milesio en clave de cierto materialismo spinozista. Sin embargo, es igualmente plausible una lectura no materialista de la sustancia spinozista; desde el “Logos heraclíteo” (Fuego inmaterial), por ejemplo, advirtiendo que hay también diferencias. Spinoza reconcilia la disyuntiva alma-cuerpo en una sola sustancia infinita, que puede ser material o inmaterial, dependiendo de cómo se interprete. Entonces, cuerpo y mente son dos formas diferentes de manifestaciones de una misma realidad; pero si esta última es de naturaleza material o inmaterial, es algo sujeto a discusión, aunque es posible que haya mayor consenso por la primera que por la segunda. Ahora bien, inmaterial no lo estoy identificando con espiritual, sino simplemente para distinguir que puede haber algo que no es de naturaleza material, como suele interpretarse del Logos en Heráclito. 

De manera semejante a como cuerpo y mente son sólo dos modos de la misma sustancia; propongo pensar que espíritu y materia son dos expresiones diferentes de la misma realidad. Qué sea esta realidad, no es algo que pueda saber; en la actualidad se escucha a muchos hablar de cierta “energía” y me siento tentado a sospechar que es una manera de decir cosas que sabemos dichas desde antaño, pero con los nuevos recursos de las ciencias físicas y las despectivamente llamadas pseudo-ciencias, pero aquí piso terrenos que me son aún más desconocidos y oscuros.


Consideraciones frente a La ermita esteparia



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