“MÁS IMPORTANTE QUE APRENDER CONOCIMIENTOS ES APRENDER A PENSAR”
Si haces un balance de todos tus conocimientos, de toda la información que has recibido por tus sentidos desde que naciste; todo cuanto has visto en la tele, en la vallas publicitarias por la calle; todo cuanto has escuchado en la radio, en las conversaciones con amigos, conocidos, familiares; aquello que has aprendido, de tus maestros, en los libros, en la prensa, en el cotidiano vivir, de las experiencias, de las esperanzas frustradas, de los sueños realizados… Si haces un balance de todo cuanto has olvidado ya, de lo que nunca has sabido, y de aquellas tantas cosas que quedan por preguntar, como de las preguntas que no se han respondido del todo jamás…
Te has preguntado, de todo ello, ¿cómo sabes lo que sabes?, o ¿aquello que crees saber, cómo podrías estar seguro de que en realidad es cierto?, crees que la Tierra es redonda, porque lo aprendiste en algún lado, en algún momento de tu vida te lo dijeron, y por varias veces repetirlo acabaste creyéndolo cierto; pero… ¿has viajado al espacio para comprobarlo?; y… si hubieras vivido en el siglo XV, ¿no crees acaso que pensarías diferente sobre la forma de la Tierra?... y así tantas otras cosas, podrías preguntarte: ¿por qué piensas que los ángulos internos de un triángulo suman 180° o que la suma de los cuadrados de los catetos en un triángulo rectángulo es igual al cuadrado de su hipotenusa?, ¿cómo puedes estar seguro que dos veces el producto entre un radio y la constante π sea equivalente a la longitud de la circunferencia formada por el radio?; o crees que un genovés del siglo XV descubrió a América, cuando aún ni así la llamaban, y aun cuando aquél italiano quizá haya muerto creyendo que esta tierra era el Asia; o quizá que un venezolano hacendado, a inicios del antepasado siglo, liberó cinco repúblicas en fulgurosas batallas; o que uno y otro siempre son dos, pero dos no es igual que uno más uno. Mas, de todo esto y aquello, ¿qué podemos nosotros saber?
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